Hubo una época, ya hace algunos años, en la que todos sabíamos que en cualquier carrera tendríamos un podio asegurado; solo había que cumplirse una premisa: que nuestra protagonista de hoy participara en esa prueba. Porque ella era esa contrincante que las rivales vigilan por el rabillo del ojo en todas las salidas; la atleta a controlar porque las demás la ven como la posible ganadora. Pero, pusiesen como se pusiesen y por mucho control que ejerciesen sobre ella, nuestra liebre del Cantábrico se ponía en cabeza y desgastaba a todas sus rivales hasta dejarlas bien atrás, entrando después en meta con la amplia sonrisa que le caracteriza, ante el jolgorio general de sus compañeros de club, y sin aparentes muestras de cansancio. Pero hasta en los bellos cuentos de Disney aparece su parte menos agradable, y en lo que atañe al de nuestra fiable atleta se le apareció una terrible bruja en forma de lesión. Una época de oscuridad se abatió entonces sobre el club y recorrió todo el reino de España. No por los posibles podios perdidos, sino por sentirnos privados de aquella alegría que solo ella sabía contagiar a las carreras. Desde entonces, el desánimo hizo mella en sus compañeros. Felizmente, parece que esa travesía en el desierto ya está tocando a su fin y hoy aquí traemos a esta singular atleta que nos contará, entre otras cosas, como va su recuperación y cuáles son los recuerdos de aquellos años.
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1- Bienvenida Silvia. Nos alegra muchísimo tenerte aquí después de una época oscura para los ánimos de todos cuantos hemos disfrutado de tus gestas deportivas. ¿Para cuándo tu regreso a los entrenamientos?
-Antonio, sinceramente aún no lo sé. Lo que no quiere decir que no haya salido ya a rodar algún día. Doce o catorce kilómetros como mucho, y también algún rodaje en bici. Pero como puedes ver muy poco para tomárselo en serio. Tengo en mi vida muchos frentes abiertos que necesito ir cerrando poco a poco. Solo cuando lo haga encontraré el tiempo necesario para poder entrenar con la normalidad y la asiduidad que requiere un entrenamiento de verdad. Salir un día a la semana, y no todas las semanas, no es suficiente y a eso aún no le puedo llamar un regreso. Pero todo llegará, estoy segura.
2- Viviste una época dorada dentro del club, cuando todos los trotadunas acudíamos en multitud a las carreras y en las cuales casi siempre terminabas en el podio. Ahí fue cuando verdaderamente se acuñó el término “marea roja”, mucho antes de que lo utilizasen para referirse a nuestra selección de fútbol. Actualmente, y quizá debido a la gran diversidad de pruebas que se ofertan todos los fines de semana, el club tiene que dividirse en varios frentes. ¿Echas de menos aquellos tiempos cuando, como una piña, acudíamos en masa a cada competición?
-Verás, no les echo de menos porque aun siendo recuerdos los tengo dentro. Es decir, están muy vivos y activos dentro de mí. Es como si renaciesen cada día para reconfortarme y alegrarme cuando los necesito y además no los percibo nunca como algo que ya ha sucedido y que no volverá. Es como bañarse en el pasado, pero sin nostalgia o añoranza. Algo bello que no es un recuerdo, aunque lo sea, y más bien una vivencia que se renueva, como una reencarnación positiva que solo aporta satisfacción.
3- Sobre ti se vertieron muchos ríos de tinta y se hicieron muchas crónicas de carrera. ¿Nos podrías resaltar alguna prueba privilegiada que siempre estará ahí en un rinconcito especial de tu memoria?
-Sí, hay una muy especial que nunca se me olvidará. Se trata de la “Subida al Repetidor”, en Gran Tarajal. No se me olvida y no por haber quedado la primera, sino por el ambiente; por ser una prueba nocturna, por los focos, la playa, vuestros gritos de apoyo, vuestros abrazos en meta… Fue una prueba maravillosa. Pero casi a la par de la citada están otras dos más. Una fue la de Pájara, porque ahí tres mujeres trotadunas ocupamos los tres primeros puestos. Fue indescriptible, sentirte flanqueada en el podio por tu gente, por otras dos atletas de tu mismo equipo, como eran Nuria y Ana, fue algo muy grande … No lo podíamos creer, fue tremendamente emocionante. Y la tercera fue una Coast to Coast. En ésa pasé por innumerables y distintas sensaciones, pues fue una prueba muy dura. Gracias a la ayuda de Héctor, que fue mi compañero de viaje durante todo el recorrido, pude terminarla y le estoy muy agradecida. Me apoyó muchísimo a pesar de que él en determinado momento llevaba los gemelos muy cargados. Pero ésa prueba tenía que terminarla fuera como fuese, ya que coincidía con el Día del Cáncer y yo quería dedicar esa victoria a alguien que estaba sufriendo esa enfermedad. Y aunque sufrí muchísimo, así sucedió. Ese trofeo terminó en las manos de esa persona tan especial para mí. Tres pruebas inolvidables que, repito, no por haberlas ganado tienen más significado, sino por todo lo que había alrededor de ellas.
4- Hablando de tu ingreso en el club, ¿cuáles fueron las motivaciones que te llevaron a adherirte a él?
- Fue una casualidad del destino… Para que veas como suceden las cosas, yo estaba en la piscina municipal para hacer spinning, y por tanto muy cerca de donde ustedes hacían las salidas en los entrenamientos. Como no había bicicletas libres decidí salir y darme un paseo por la avenida. Allí me encontré con Paco, cuando iban a empezar el entrenamiento. Le conocía de unas clases de guitarra a las que ambos asistíamos. Me invitó a acompañarles, iban a correr doce kilómetros, y yo instintivamente, aunque nunca había corrido, accedí sin pensármelo, porque si me lo pienso no voy. Sí que recuerdo que tú y Félix, que también estabais por allí, inmediatamente empezasteis a darme consejos, “tómatelo con calma…, no fuerces, no intentes seguir nuestro ritmo… si te cansas date la vuelta que al regreso te recogemos…” y cosas así. Bueno, como anécdota recuerdo que no me paré y que encima ustedes dos que venían detrás de mí, farfullaban que no era posible que yo nunca hubiera corrido. Ese fue el primer día, y al terminar, nos reímos bastante. Desde entonces ya nunca dejaría de ir a entrenar, mi corazón ya era trotadunero para siempre. Fue un amor a primera vista mi relación con éste club.
5- Aunque otros clubs de la isla, con bastante solera, intentaron ficharte para sus filas, sobre todo cuando tu trayectoria deportiva empezó a destacar, tú siempre te mantuviste fiel al Trotadunas ¿Qué es lo que les da éste club, para que atletas de tu nivel digan no a ofertas tan sugestivas?
-Porque en este club me identifiqué desde un primero momento con su gente, con su forma de ser y de ver la vida. No podría ser feliz en otro equipo, por mucho que pudiera viajar más, que me pagasen los gastos o tuviese mucho más medios a mi disposición. Aquí es donde quiero estar y aquí es donde me he sentido corredora y donde siempre me he sentido apoyada por mi gente, que es mi familia deportiva. Para mi este club fue un regalo de la vida y en el momento que más lo necesitaba.
6- ¿Que significa para ti la palabra “superación”?, un término que, suponemos, no te resultará nada extraño.
-Para mí significa esfuerzo, trabajo, fuerza. No rendirse nunca, por muy duro o imposible que parezca el reto. Nunca dar nada por inalcanzable, intentar dar siempre un poco más. Vi un día un frase escrita en una pared que bien podría ser mi lema: "No tengo fuerzas para rendirme"...
7- Coméntanos algo sobre un personaje (familiar, o no) que hay influido bastante en tu vida o en tu forma de ser actual.
-Creo que todo el mundo puede aportar algo a tu vida, sea de una manera positiva o inclusive hasta negativa, ya que de esta última también se aprende y mucho. Me fijo mucho en todo y en todos, pero lógicamente más en las personas que admiro, las que pueden aportar mejoras a mi vida. Por ejemplo, a mí me encanta como escribes y la forma tan especial en como hablas de la gente de nuestro club. Me gustaría poder hacerlo, expresarme así. Si a ti se te ocurriera organizar unos cursos de narrativa en nuestra sede o en cualquier otro sitio, yo sería la primera en apuntarme porque sé que es algo que me llenaría, me haría crecer en ese sentido. Es una idea que planteo y te dejo ahí y espero que no te lo tomes mal pues sé que estás muy liado y ya das muchas horas al club. Por parte de mi familia destacaría a mi hermano mayor por ser la persona que más influyó para que yo practicara deporte.Anda ahora por Noruega por cuestiones de trabajo. Siempre fue una persona muy formal, metódica y sobre todo muy deportista. Yo, todo lo contrario. Andaba siempre un poco más dispersa, y de aquí para allá y sin concretar. Pero cuando cumplí catorce años me convenció para que entrara en artes marciales, en full contact concretamente. Fue un deporte que me enganchó y lo practiqué hasta que alcancé la edad de veinte años. En este deporte tengo una sobrina que actualmente es la campeona de España junior y de la cual estoy tremendamente orgullosa. En mi juventud practiqué natación, y aun lo hago cuando puedo, pues es un deporte que me encanta. Una lástima que tengamos cerrada nuestra piscina municipal, ojalá los responsables se pongan de acuerdo y la reabran pronto.
8- El curso que me planteas me parece una idea muy interesante, y también de una enorme responsabilidad. Pero es para mí un honor constatar que hay alguien que cree que le puedo aportar algo en ese sentido. Yo no estoy tan seguro, pero se puede intentar algún día. Sería cuestión de encontrar tiempo. Lo estudiaremos... Pero volvamos a la entrevista. Decía Indira Gandhi: “El perdón es una virtud de los valientes”, No sabemos si estarás o no de acuerdo con esa frase, pero si nos gustaría que nos contestaras a lo siguiente: ¿qué es lo que tú nunca podrías llegar a perdonar jamás?
-Voy a serte muy sincera. Hay una sola cosa que nunca llegaré a perdonar. Se trata de las consecuencias de cualquier tipo de acto terrorista. Acabar con vidas humanas, o dejarlas mutiladas para siempre, por el solo hecho de pensar distinto, de ser de otra raza, o de otra religión, es algo que no puedo perdonar y para el cual no encuentro nunca justificación.
9- Volvamos a un tema que necesitamos averiguar para la tranquilidad de unos (tus amigos) y aprensión de otros (tus rivales) ¿Volverás a alcanzar aquél estado de forma que tuviste en el pasado?
-A pesar de encontrarme bien o casi bien, el proceso aún va muy lento. Como ya te comenté estoy haciendo alguna cosita, como trotar y algo de bici, pero hasta que no disponga del tiempo necesario no podré saber si alcanzaré el estado de forma que ya tuve. Quizá lo recupere o no, tiempo al tiempo. Pero si no sucede, no pasa nada. Lo importante es volver con mis compañeros y estar feliz junto a ellos.
10- ¿Qué planes existen para tu futuro deportivo? ¿O, considerando tu respuesta anterior, es demasiado prematuro pensar en eso?
-Estoy esperanzada de que todo volverá pronto a la normalidad, pero no hago planes. Solo tengo una cosa clara, todo lo que venga será con los trotas, siempre con los trotas. Y ya ahora aprovecho para pedir perdón a los socios por haber estado todo este tiempo tan alejada del club, aunque fuera por cuestiones contrarias a mi voluntad. Me alejé un poco, pero ahora prometo que, aunque tenga escaso tiempo libre, no volverá a suceder. De hecho nunca me he ido porque ustedes estaban constantemente en mi cabeza. Los iba viendo por ahí alguna vez y siempre era una enorme alegría reencontrarlos… Quiero agradecerle también a dos personas maravillosas, y a las que admiro profundamente, por toda la ayuda que me han prestado siempre, tanto en los buenos como en los malos momentos. Se trata de Álvaro Ayala y Ana Toral, y aunque esta ultima pertenezca a Maxiroga también es parte de la familia.
11- Como tú, ya hay unos cuantos cántabros en nuestro club. Dinos que echas de menos de esa tierra extraordinaria y también, después de tantos años residiendo en una isla no menos maravillosa, que te ha atraído de nuestra apacible Fuerteventura.
-Toda mi familia es cántabra, y yo soy cántabra por los cuatro costados. Pero hay algo que muy pocos saben y lo cuento ahora aquí en primicia. En mi DNI pone que nací en Galicia y es cierto, pero fue algo circunstancial. Mis padres fueron allí por trabajo y allí nací yo. Pero con pocos meses ya estaba en mi “tierruca” . De ella echo de menos todo, mi familia, mis amigos, mi gente en definitiva. También sus costumbres, y sus paisajes que son belleza en estado puro… Y de Fuerteventura me ha atraído su magia, su tranquilidad, el color tierra de sus paisajes, la sencillez de su gente. Un lugar donde no necesité adaptación. Llegué aquí por trabajo y venía solo por un solo año, pero en el instante en que puse pie a tierra ya supe que este iba a ser mi hogar, que ya no me podía marchar. Aquí me siento enormemente feliz, pero, en contrapartida, es también parte de mi calvario. Y explico la contradicción: este enamoramiento por la isla me impide estar con mi familia de Cantabria todo lo que quisiera. Pero no se puede tener todo…
12- A muchos siempre nos ha quedado una duda que esperamos nos la resuelvas ahora, ¿es cierto que tuviste que ampliar tu armario del salón para poder exponer todos los trofeos que ganabas? Porque si la memoria no nos falla, salía casi a uno por semana.
-Pues sí, es cierto que tuve que ampliar el armario, o mejor dicho tuve que hacer otro, ese que ves ahí a la entrada. Y eso que regalé algunos trofeos. Alguno está por nuestra sede, otro, precioso, del cross de la Oliva y que representaba a la casa de los coroneles, se lo regalé a mi padre. Y el que ya te comenté del Coast to Coast y alguno más... Todos los demás son esos que ves ahí. Pero también debo decir que fue mi hija Arena la que, conociéndome, no permitió que yo regalase más trofeos y le tuve que hacer caso. Si no, todos estarían por ahí repartidos.
13- ¿Crees que la enseñanza del deporte en los colegios o las escuelas está enfocado de una manera correcta? ¿Que se debería cambiar para que valores inherentes al deporte se enseñen a los jóvenes y se apliquen después en la vida normal?
-Hay una cosa que tengo muy claro: un niño o una niña necesitan jugar, porque si no lo hacen en esas edades ¿cuándo lo harán? El deporte en el colegio debería fomentar los juegos de equipo, para que aprendan a socializarse, a desarrollar y poner en práctica valores como solidaridad y compañerismos, la ayuda, y el saber ganar o perder. El altruismo por encima del egoísmo. Porque en muchos casos, las nuevas tecnologías, que son muy útiles, nadie lo niega, están sustituyendo a los juegos, y los niños necesitan jugar y relacionarse y sobre todo convivir y respetar. Aprender lo que significa generosidad, compromiso, disciplina, trabajo, entrega y lealtad. Y eso no sé si los responsables del deporte y los propios padres lo estamos teniendo en cuenta.
14- Y para los futuros socios, dinos una o varias razones para que no duden a la hora de fichar por nuestro club.
-Lo primero que les diría es que en este club se da una total flexibilidad para lo que cada uno pretenda hacer, tanto en horarios para entrenar como para participar en las carreras. Aquí nadie les obliga a nada, solo a ser respetuosos con los demás. Y que nuestras puertas están abiertas a todo el mundo, porque somos un equipo con diversidad de personas de distintas edades, y de distintos niveles, pero todos tenemos un importante papel que jugar en el club. Y dentro del enorme abanico de posibilidades que ofrece el club, destaca también su labor social. En resumen, que somos un conjunto de personas bien avenidas que componen una gran familia, cobijadas bajo una casa común que es el Trotadunas.
15- Te dejo el espacio de la última pregunta para que te interrogues a ti misma y la contestes, o expreses lo que quieras.
-Antonio, no creo que haga falta ninguna pregunta más, tú me conoces tan bien y de tanto tiempo atrás que, si las hubiera, las podrías contestar por mí perfectamente. Has escrito crónicas sobre mí y expresabas en ellas fielmente mis sensaciones de carrera, con solo observarme en silencio mientras corría. Aún hoy no sé cómo lo lograbas. Si quiero repetir una cosa: este club ha sido un regalo para mí, y una lección para mi vida. El club me ha proporcionado momentos mágicos, y me ha ayudado a luchar contra otros más complicados, porque aquí siempre he encontrado apoyo y comprensión para superarlos. Por eso mi corazón siempre será del Trotadunas. A veces me paro a pensar que si soy abuela, que espero que sí, cuando cuente “batallitas” a mis nietos todas ellas hablarán del Trotadunas.
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Es muy difícil permanecer impasible cuando hablamos de una atleta que nos ha hecho vivir tantas emociones, alguna de las cuales me impulsaron a escribir, con mejor o peor fortuna, la primera cónica de una carrera. Como me recordaría un amigo, cuando le comenté que la iba a entrevistar: “Gracias a ella el club pasó de ser un alegre y advenedizo grupete de amigos a que nos tomasen en serio a nivel competitivo. Fue la primera que empezó a disputarles los podios a las atletas consagradas de otros clubs y que consiguió que se nos mirase con respeto”. Por otra parte, yo siempre había intentado averiguar, sin conseguirlo, la causa de su eterna sonrisa, pensando que en ella encontraría alguna explicación sobre el secreto de su éxito. Una alegría contagiosa que nunca le abandonaba ni en los momentos más duros de una prueba y que alcanzaba su máximo esplendor cuando en meta la felicitaban los suyos. Hoy, al finalizar la entrevista y quizá en reconocimiento a mi frustrado empeño de todos aquellos años anteriores, condescendió en enseñarme un papel amarillento donde se hacía visible el paso del tiempo. Se podía ver en él unos versos que ella misma había copiado con su puño y letra y cuyo autor era un poeta que admiraba. Me dijo que quizá allí podría estar la contestación a mi pregunta de antaño, y la explicación a su forma de encarar la vida. Y ella misma, emocionada, me lo leyó en voz alta y no paró hasta llegar a su final. Entonces, por fin, entendí lo de su eterna sonrisa…
Decía el poema:
“Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarte un día sin saber qué hacer,
tener miedo a tus recuerdos.
Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños.
…
Queda prohibido no buscar la felicidad,
no vivir tu vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin ti este mundo no sería igual.”
¡Gracias, Silvia!