(13/ 11/ 2018).
Dicen: “de niños y locos todos tenemos un poco”. Pero quien lo dice seguramente no conocerá al personaje que hoy tenemos el honor de entrevistar: alguien muy equilibrado que siempre intenta amainar las tempestades, poniendo la cordura necesaria en los momentos de tensión. Puedo dar fe de ello, ya que de sus consejos también me he beneficiado alguna vez, en este largo camino de años que ambos recorrimos en común. Así que lo mejor es que sean sus propias palabras quienes lo definan ante ustedes.
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1- ¡Buenos días, Félix! Gracias por concedernos esta entrevista ¿Qué empujó a un palentino de tierra adentro para lanzarse a navegar y echar su ancla en costas canarias?
-Buenos días Antonio, pues todo empezó estando de prácticas en Vitoria con otros cuatro compañeros: un asturiano, uno de Melilla, otro murciano y otro más que era canario. Nos dijo este último que por qué no nos íbamos a Canarias y en aquel entonces, con 20 años ¿quién no quiere una aventura? Nos fuimos todos a Las Palmas en enero de 1978. Estando allí coincidí con mi sombra (mi concuño) y decidimos presentarnos al primer curso de fronteras. Y, cosas de la vida, salimos destinados a Arrecife, pero por alguna reclamación que nunca llegamos a saber todos los que estábamos destinados en Arrecife vinimos para Puerto del Rosario, el 30 de junio de 1980. Gracias a esa o esas personas que reclamaron llegamos a esta isla.
2- Como nos pasó a tantos, llegaste solo y hoy en Fuerteventura están tu esposa, hijos, nietos y demás familia. ¿Qué tiene esta isla bañada por el Atlántico que tanto engancha?
-Como tú bien dices, nadie sabe que tiene, pero si que enamora a todos los que gozamos de estar en ella. Y aquí es donde tengo todo lo que se puede pedir, dos hijos estupendos que a su vez me dieron dos nietos que por el momento nos tienen loquitos. Y, como no, esa gran familia que compone el Club Deportivo Trotadunas.
3- Como sabes, se acerca nuestro 8º aniversario y con él un famosísimo concurso de postres de fama mundial. Es conocida tu afición a los dulces y por eso nunca te permitieron, por razones obvias pues correríamos el riesgo de quedar sin postres, que formases parte del jurado que debería catarlos. ¿Crees que este año van a ser condescendientes y te van a indultar para que puedas ocupar un cargo de tal responsabilidad?
- Sobre lo de no dejarme ser jurado en la cata de postres, pues no lo entiendo. ¿Quién dijo que soy goloso? [Risas]. En serio, entiendo su miedo a que muchos se queden sin probarlo.
4- Como casi cofundador del Trotadunas, recordarás que, desde el Registro de Entidades Deportivas, tardaron inmenso tiempo en enviarnos los estatutos aprobados. Inclusive alguna mala lengua afirmaba que el cuñado del entonces presidente se los había escondido en algún cajón para gastarle una pesada broma. ¿Qué de verdad, o mentira, hay de esa leyenda negra?
- Sobre este punto, creo que la mala lengua puede venir de nuestro antiguo secretario, que para evitar reproches hacia su persona descargó las culpas en terceros. [Risas]. La verdad fue que nos estuvieron toreando mucho al principio, pero gracias al tesón del Presi y del Secretario al final se consiguió lo que se pretendía.
5- Cómo la edad no perdona, ni tan siquiera a un atleta como tú, y descartado el fútbol, ¿en el atletismo has encontrado el pilar que cubre tus expectativas de gloria, aunque esta se circunscriba al espacio que disfrutas con tus amigos trotadunas?
-Como afirmé anteriormente, mi otra gran familia es el Trotadunas, ¿así que mayor gloria puede haber que poder disfrutar de cualquier momento con ellos? Y pese a la edad aún me quedan muchos kilómetros de carrera y de amistad por recorrer.
6- ¿Te quedan secuelas de aquella vez en que pretendiste pasar de ciclista a astronauta en cosa de segundos, con tal de ganarle a tu cuñado? ¿Y que quedó de aquella momia que después abandonó las urgencias, y por la cual casi se decreta emergencia nacional?
- Sobre si me quedan secuelas de aquella caída, sólo una pequeña cicatriz debajo de la nariz, pero la mala suerte fue que no estuviésemos en carnaval, puesto que si fuese en esas fechas ya tendría el disfraz perfecto de momia. Solo quiero resaltar que fue de las pocas veces donde vi a mi cuñado muy asustado, bueno, asustado no, ¡aterrorizado!
7- ¿Sigue existiendo esa sana rivalidad ciclista con tu cuñado, sobre todo en las cuestas?
-Aquí sí que tengo algo que decir, y es que mi cuñado es un poco cabroncete. Cuando vamos en grupo siempre va tranquilito, pero desde que nos quedamos solos, y sabiendo que lo paso mal en las cuestas, aprieta (yo creo que su bici tiene algún motor escondido) sólo para verme sufrir. Y es ahí donde veo su cara de felicidad y siempre dice lo mismo: “¡pues durante todo el recorrido bien que ibas delante!”.
8- Conociendo tu desmedida afición al baloncesto, y aunque dicen que los rebotes nunca fueron tu fuerte, dinos a bote pronto quien es para ti el mejor jugador de todos los tiempos en esta disciplina.
--Es verdad mi afición al baloncesto, pero quiero recalcar que sólo para verlo en televisión pues como jugador no me enteraba mucho. No puedo reseñar a un sólo jugador, aunque sé que alguno no estará de acuerdo, sobre todo los catalanes. Pero podría destacar, tanto a los desaparecidos Antonio Martín o Drasen Petrovic, como a Arvidas Sabonis, y también al actual Sergio Yull. ¡Todos son y fueron espectaculares!
9- También se te ve muy responsabilizado en tu papel de abuelo, así que, si ves que es hora de cambiar pañales o hacer el biberón, nos avisas y paramos la entrevista provisionalmente. ¿Crees que es distinta la perspectiva con la que se encara la educación de los hijos con la de los nietos?
- Sobre mi papel de abuelo tengo que reconocer que, como la mayoría, les damos a los nietos todo lo que quieren, sin darnos cuenta que no lo hacemos bien. Como vulgarmente se dice: “los padres para educarlos y los abuelos para malcriarlos”, pero es que no sé si te llegan en un momento de la vida que los pensamientos o la edad te hacen muy sensible y sólo piensas en disfrutar con ellos; momentos que a lo mejor no pudiste, por trabajo u otros motivos, hacerlo con tus hijos.
10- Volviendo a nuestro club, cuéntanos alguna anécdota de las tantas que has presenciado en todos estos años.
-Anécdotas tengo varias, y algunas creo yo muy graciosas, aunque sé que no puedo contar demasiadas, pues esto sería eterno. Una creo que ya es conocida por la mayoría y ocurrió en nuestro conocido y gran camino como es la trasera del Aeropuerto, en un entrenamiento. Un día vino por primera vez nuestra Silvia Caso y recuerdo que charlando con ella llegamos hasta la rotonda final del Aeropuerto, que son siete kilómetros y medio, y claro había que volver y yo, que ya estaba cansado, cuando llevábamos más o menos once kilómetros recorridos pensé, ahora aprieto a tope, y claro ella como no podrá seguir mi ritmo nos dirá que no puede continuar, y, como caballeros que somos, paramos de correr y continuaremos andando y todos tan contentos. Pero nada más lejos de la realidad, ella no sólo aguantó el ritmo, sino que yo veía que estaba disfrutando y fue entonces cuando le pregunté cuántas carreras y maratones llevaba a su espalda. Para mi asombro me contestó que era la primera vez que salía a correr. Es que esta mujer está hecha de otra pasta y si no miren después su trayectoria, queriéndola fichar inclusive los mejores equipos de la isla. ¡Pero ella siempre se mantuvo firme en su decisión y no dejó de ser del Trotadunas! Desde aquí le deseo que se recupere del todo para poder verla de nuevo con nosotros corriendo por los diferentes puntos de la isla. Le envío fuerte abrazo.
-Otra anécdota que quiero contar es la que sucedió en una media maratón de Corralejo. Sobre el kilómetro dieciséis, que es el último avituallamiento, estaba nuestro querido Gregorio muy tranquilito tomándose con mucha calma su fruta y agua, cuando Lorenzo le comenta que mira que ahí viene Félix y como si se tratase del mismo diablo que llegaba, exclama: “¡¿Félix?! No, ese no me adelanta, cualquier otro me da igual, pero él no”. Y yo pregunto, ¿porque será?, si yo no pico a nadie. [Risas].
-Bueno, y para terminar, otra fue con Paco JB. El primer día que cogió la bici fuimos hasta Antigua y la verdad que el pobre llegó cansadito. Le comenté: “Paco yo que tú cogía la guagua de vuelta para casa para que no sufras más”. Y de verdad que se lo dije con buenas intenciones, pero parece que mis consejos los tomó como todo lo contrario; debió pensar: “este en poco tiempo me las paga”. Y creo que estaba en lo cierto, porque el que ahora muchas veces tiene que coger la guagua soy yo.
11- Eres tan polifacético que, en alguno de esos viajes con el equipo de futbol, hasta te has sentido torero. ¿Nos puedes contar algo de esa faena con una vaquilla del tamaño de una cabra pequeña?
- Sobre los viajes con el equipo de fútbol la verdad es que son incontables las anécdotas curiosas, pero en lo referente a ese en particular fue en la tierra del toreo, que no es otra que Salamanca, donde aparte de comer buen cochinillo y embutidos, una mañana fuimos a una plaza de toros, donde mi cuñado nos tenía preparadas unas vaquillas para torearlas. Aquí tengo que aclarar que la más grande no nos llegaba a la cintura. La verdad que nos reímos mucho, yo en particular como buen maestro desde la barrera. Pero en una de tantas, Suso, que sólo tenía que abrirse un poco para que la vaquilla pasase por debajo, resbaló y al levantarse le cogió de lleno en una ceja y tuvimos que llevarle a que un buen cirujano le pusiera unos cuantos puntos. Pero todos conocemos a Suso, eso no quitó para seguir con la fiesta. Por la tarde nos fuimos a otro corral donde esta vez la vaquilla ya era otra cosa. Unos pocos valientes se atrevieron a saltar para darle unos quites o pases y otra vez quiso el destino que no pasara nada, pues también Collazo se resbaló, pero la vaquilla pasó justo por encima y todo quedó en un simple susto sin mayores consecuencias, con lo que pudimos terminar muy felices el viaje.
12- Son tantos los deportes que has practicado, que estamos convencidos de que no te será difícil responder a esta pregunta: ¿En cuál de ellos has sentido las emociones más intensas?
-De todos los deportes practicados te diré que el que más me ha gustado ha sido y es el fútbol, pues ya desde pequeño buscaba la forma de juntarnos unos cuantos, para jugar, pero te he de decir que cuanto más jugaba peor era, y claro tanto jugar pues ahí está el resultado. Referente a los deportes nuestros, del club, como correr o bici, nunca fui un gran amante; pero poder practicarlos con esta gran familia que componemos de verdad que es un placer y buena parte de culpa la tiene mi cuñado que, al igual que me pasó a mí, arrastra a cualquiera. Tengo que darle las gracias porque por eso conozco a gente maravillosa.
13- ¿Tienes tú la receta, o el condimento especial, de aquellas paellas en las Salinas? No hace falta recordarte que alrededor de ellas se gestó el embrión de lo que posteriormente sería nuestro gran club. ¿Crees que deberíamos encender aquellas viejas cocinas y volver a comer aquellas sabrosas paellas?
-No creo que tenga yo la receta para volver a juntarnos en las Salinas, ¡ojalá la tuviera!, porque los recuerdos de aquellas paellas fueron de lo mejorcito. Pero si creo que deberíamos, entre todos, volver a intentarlo.
14- ¿Alguna vez te has preguntado si alcanzaste todas las metas que te propusiste en esta aventura que a todos nos ha tocado vivir? ¿Cuál fue tu conclusión?
-Sobre si he alcanzado mi meta en lo referente a lo vivido, creo que sí. Tengo una familia estupenda, mi trabajo fue muy positivo, tengo unos amigos geniales y a día de hoy tengo todo para ser plenamente feliz.
15- Para finalizar:
Una pintura: He de reconocer que mejor no opinar por mi desconocimiento del tema.
Un libro: “Un Burka por Amor”. ¡Me impactó!
Una película: Sin duda: “Ben- Hur”. ¡Toda una superproducción!
Y por último permíteme que haga un llamamiento para que algún socio pueda entrevistarte a ti, que seguro que esa entrevista sí que será un bien de interés Nacional.
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De este hombre racional y ecuánime, que enarbola la bandera de la sensatez, pocos comentarios o alabanzas puedo añadir. Sin temor a equivocarme, puedo afirmar que él representa, en el club, el buen juicio (nunca siempre bien entendido, por otra parte) y el sentido común. Vamos, alguien que todos deberíamos llevar de compañero en los viajes arriesgados, aunque alguno pueda pensar que serían aventuras aburridas. Pero nada más lejos de la realidad, y muchos lo han comprobado siempre que la ocasión lo ha requerido. A este feliz padre y abuelo, y en un mundo demasiado cargado de emociones incontrolables o de amargura, solo le podemos pedir que siga emitiendo sus equilibradas verdades de la manera honesta y correcta con la que acostumbra. Será la forma de que perviva nuestra gran familia.
¡Muchas gracias, Félix!