Para ser justos, al siguiente personaje habría que ponerle música y alfombra roja para darle la bienvenida. Estamos en presencia de uno de los fundadores del Trotadunas, y eso, queramos o no, son palabras mayores. Así que, mientras en su honor va sonando “La Marcha Triunfal” de Giuseppe Verdi, intentemos que el ex tesorero de aquella primera Junta Directiva, la que se encargó de fecundar el embrión de lo que es hoy un club de referencia, se concentre y ponga a prueba su memoria. Con la gracia que le caracteriza, no en vano nuestro marismeño procede de tierra de chirigotas, nos hablará de sus vivencias en aquellos primeros años, una época llena de magia vista ahora desde la distancia temporal que nos separa, pero no exenta de dificultades que solo con la intrepidez y la ilusión que le caracteriza, a él y a sus compañeros de aventura, se pudo sobrellevar con solvencia. De ése periodo, tendrá Fran Bosch muchos recuerdos y, por ende, también anécdotas e historias que contarnos. Como los de aquella gigantesca roca que estaba situada en los alrededores de la piscina municipal, una piedra que debería tener un lugar preferente en el futuro museo del Trotadunas. Está muy unida a la historia de nuestra formación y de sus inicios deportivos, pues allí se hacía el calentamiento y los estiramientos antes y después de los entrenos. Y también subido a ella se hizo la famosa proclama que ya está en los anales de nuestra historia. En aquella fría tarde, un enardecido socio parecía tocar a rebato cuando gritaba: “Compañeros, camaradas, ¡o es ahora o nunca!”. Y fue ése último empujón quien removió las consciencias y resultó definitivo. Porque a la mañana siguiente, finalizados ya los estatutos que habrían de enviarse a la Dirección General de Deportes, un nuevo club deportivo se ponía en marcha. ¡Y qué club!...
------------------------------------------------------------------------------------
1- Fran, ¿cómo se lleva eso de saber que tú nombre pervivirá ya para siempre, y escrito con letras de oro, en la historia de nuestro club?
-Hola Antonio, primero agradecerte de nuevo, al igual que nuestros compañeros entrevistados anteriormente, tu gesta periodística donde dedicas gran parte de tu tiempo para que nos conozcamos un poco mejor entre nosotros. Referente a la pregunta, me siento muy orgulloso de este club y ser unos de los primeros en participar en esta idea, viendo los primeros bocetos del dibujo de la cabra en las dunas o de su nombre. Pero por otra parte creo que este club no necesita nombres con letras de oro o, en todo caso, todos los nombres deberían estar escritos con letras de oro. Todos somos parte y todos aportamos de forma desinteresada al Trotadunas parte de nuestra vida, no sólo con sudor y sacrificio en los entrenos y competiciones, sino otros valores como solidaridad, empatía y sin olvidar el buen carácter y mucha diversión.
2- Sin pretender hundirnos en la nostalgia, ¿recuerdas la famosa piedra desde la que, si la memoria no me falla, nuestro “Pelayo del Cotillo” lanzó aquella brevísima alocución destinada a convencer a algún indeciso de última hora?
-Ahora mismo de esa famosa arenga de nuestro “Pelayo del Cotillo” no me acuerdo, jejeje, pero sí que esa piedra era nuestro lugar de reunión de los entrenos y es cierto que ahí se gestó en gran parte nuestro club. Recuerdo que hubo unas semanas de dudas, ya que la “burrocracía” no ayudaba mucho y nosotros no teníamos ni experiencia, ni local, ni nada. Y, a la vez, se temía que ese buen ambiente entre amigos desapareciese al fundarnos como club. Pero todos vimos que teníamos que comprometernos un poco más y seguir hacia delante con todas las consecuencias. Trotadunas como en un embarazo, pedía salir a voces, ya era una apremiante necesidad.
3- Queremos que vuelvas mucho más atrás de aquél famoso día en la roca, y regreses a las catacumbas de tu memoria. Rescátanos el verdadero y primigenio origen del club, háblanos de esa agrupación que después desaparecería para dar paso al club deportivo que es nuestro actual Trotadunas. ¿Recuerdas cómo fue su origen y posterior desaparición?
-Como dijo Fidel en un discurso…”seré breve”. Haciendo una de las primeras carreras que participé aquí por el 2002, organizadas por el ayuntamiento de Betancuria (Vega Río Palma-Betancuria) conocí a mi buen amigo Miguel Salgado y éste a su vez había conocido en la milla de Puerto del Rosario a Fernando Sousa. Los tres congeniamos desde un principio y decidimos quedar para entrenar por las noches en la avenida marítima. Fernando Sousa nos embaucó y nos contagió con su buen carácter para crear una asociación deportiva. Cuando nos quisimos registrar en Deportes del Cabildo nos dijeron que siendo sólo tres faltaban al menos 4 socios más, como requisito necesario para completar la Junta Directiva según los estatutos, y que además era mejor inscribirnos como "Agrupación Deportiva" que como "Club Deportivo". Por tanto tuvimos que suplicar a nuestras respectivas parejas que se hiciesen socias también. Por fin el otro socio que necesitábamos fue mi antiguo vecino Ramón López que nunca entrenaba con nosotros pero era nuestro amigo. Posteriormente por temas laborales nos marchamos casi todos fuera de la isla. Cuando regresé a los dos años, nuestro incombustible y actual presidente fue unos de los precursores de hacer la transformación de "Agrupación Deportiva Trotadunas” a "Club" cambiando lógicamente la antigua Junta Directiva por los nuevos socios/amigos que estaban corriendo en ese momento: Paco, Valdemar, Olegario, Kiko, Sandra, Félix, Gregorio, Felo, François, Benito, Rafa, etc, etc. Este aparente fácil cambio administrativo llevó consigo meses y meses de papeleo y agobio ya que la Dirección General de Deportes del Gobierno de Canarias tardaba mucho en contestar y además nos ponían trabas por pequeños fallos en la solicitud para formar el club. Pero al final lo conseguimos, y especialmente cuando ya tuvimos nuestro local, gracias a Gregorio, fue cuando me di cuenta que esto iba muy en serio.
4- Solo nuestro lema ya es perfectamente definitorio de lo que es el club: “La vida es maravillosa”. Con tales mimbres no es difícil comprender porque dicen que es un club diferente. ¿Qué opinas de un lema que, muchos años después, aún asombra a propios y extraños?
-Me identifico mucho con ése lema. Es una forma de ver las cosas y una actitud ante la vida. Especialmente cuando tienes problemas o adversidades. Creo que quien empezó a decirlo fue Benito y François de Rodafran. Éste último, además, se encargó de hacernos una pancarta con esa frase para la carrera del vino en Lanzarote. Nadie nos lo esperábamos y ese detalle nos motivó bastante durante la carrera. El lema hacía identificarnos entre nosotros y era una actitud ante todo. "La vida es maravillosa" es del Club y es de todos.
5- Hay una anécdota por la que no podemos dejar de preguntarte. ¿Cómo fue aquel simulacro de rescate en una zona de la costa por donde discurría la famosa “Trail Jandia” y en la que nuestro amigo David, “el cordobés”, casi naufraga entre las olas?
-David "el cordobé" es un gran amigo y hermano desde que hicimos Magisterio en Córdoba y ha vivido disfrutando de la creación del club desde el principio, ya que venía de vacaciones casi todos los años. El último que hice con él fue en enero del 2015, una de 45 km. Se inscribió casi en los últimos días y se apuntó solo para acompañarme, aunque ya tenía un buen fondo físico de maratones anteriores. Uno de los tramos de la carrera era junto al mar del norte y nosotros para evitar correr por barrancos escarpados con la dificultad que eso conlleva por las grandes rocas, y a pesar de la marea llena, decidimos correr por las pequeñas calas de playas y con el agua hasta las rodillas. Aprovechábamos la frecuencia de las olas y nos subíamos a alguna roca cuando la cosa se complicaba. David en una de ellas no le dio tiempo a subir y cuando miré hacia atrás lo vi en el mar con el agua hasta el cuello, literalmente y no en sentido figurado. Posteriormente se pudo agarrar de nuevo a alguna roca y salir no sin alguna dificultad y con heridas en las piernas. Lo curioso es que fue para él como un "jarro de agua fría”, ya que casualmente había soñado alguna vez que se ahogaba allí precisamente. Y de pasar un domingo tranquilo a poner en peligro su vida hay una gran diferencia. Eso sí, acabamos la carrera juntos y disfrutamos de ella como dos niños.
6- Si no me equivoco has sido uno de los pocos afortunados que participó todas las salidas internacionales en las que el club se ha prodigado hasta la fecha. Háblanos en concreto de alguna que te haya dejado un recuerdo muy agradable, un buen sabor de boca.
-Todas me han dejado un grandísimo recuerdo, pues en todas las salidas hemos tenido grandes momentos, incluidas también nuestras primeras incursiones a Las Palmas y Lanzarote. Sería imposible destacar una por encima de otra, pero lo único que puedo mencionar es que en Paris teníamos a François que nos guió como buen anfitrión, aunque no encontraba la Torre Eiffel, jejeje… y en la de Lisboa que te tuvimos a ti Antonio y a tu hermana como buenos anfitriones. También he disfrutado mucho en los tres veranos que estuve trabajando en Motril representando a nuestro club en los pueblos de alrededor, con mis amigos y hermanos del triatlón de la “Peña Bikini”.
7- ¿Qué motivos llevan a un diplomado en educación física a trabajar finalmente en una profesión aparentemente tan distinta como la que ahora realizas?
-Pues creo que como todo lo que pasa en la vida, circunstancialmente y buscando la mejor opción dentro de esas circunstancias. El ser policía me rondaba como posibilidad desde joven ya que estuve haciendo el BUP en el mismo instituto militar que Oscar Gordillo. Fue allí en Cádiz donde casi todos eran hijos de militares, guardias civiles o policías. Cuando finalicé mis estudios de Educación Física, la falta de plazas para oposiciones en aquellos años y que tenía que hacer la mili (¡7 años de prórroga!), hizo prepararme para presentarme a la Policía.
8- Tu profesión te ha permitido viajar bastante y conocer otros destinos con culturas muy diversas. Algunas bastante distintas a la nuestra, lo que siempre enriquece y permite tener una visión más general de éste mundo con el que nos toca lidiar. ¿Sigues creyendo que el ser humano se comporta igual, qué tiene los mismos anhelos e inquietudes, independientemente del sitio donde haya nacido?
-Por lo que he tenido la suerte de conocer creo que en general el ser humano quiere vivir tranquilo y en paz, sea donde sea. Referente a los anhelos e inquietudes eso depende de la persona y de su curiosidad de conocer, independientemente de donde haya nacido o de la cultura a la que pertenezca. Quiero resaltar que nunca me ha gustado la falta de respeto a lo diferente, sea cultura, raza, sexo, religión, etc. Creyendo que lo nuestro es lo mejor por ser nuestro. Y también otras veces caemos en el derrotismo creyendo que lo nuestro es lo peor y que todo lo que viene del exterior es mejor. Tenemos que ser más objetivos tanto para nuestras virtudes como para mejorar nuestros defectos, empezando por uno mismo y sin caer en dramatismos. Y no podemos callarnos a las injusticias que nos rodean o también formaríamos parte de ellas.
9- Volviendo a temas meramente deportivos, recordamos que llevas bastante tiempo lesionado, y creo que desafortunadamente eso aún no es cosa del pasado. Como corredor que te apasiona la larga distancia, y si superas ese inconveniente ¿cuál es tu próximo reto a largo plazo?
-Siento tener que decir que sigo bastante lesionado. Además del tendón de Aquiles ahora también de la rodilla derecha. Tengo la rótula fastidiada y me operaré para finales de este mes o principios del siguiente. Por tanto mi próximo reto a largo plazo es solo encontrarme bien para poder salir a entrenar con el Trotadunas.
10- En tu casa nos imaginamos que corre hasta el gato, pues además de ti, lo hace también tu esposa y tus dos hijos. Como hombre muy ligado al deporte, ¿qué sueles aconsejarles a tus hijos para que el deporte no sea para ellos una carga, sino una forma más de encarar la vida con optimismo?
-Primero decir que a Nuria la quiero muchísimo, y además de ser una gran corredora me ha regalado a mis dos “gremlins” (David e Ian). A mis dos hijos, y en general a quien me pide consejo, les digo que corran como verdaderos niños que somos, para disfrutar y por el placer simplemente de correr. Y a la vida se va cogido de la mano y con respeto a los demás y con nuestro sabio lema "la vida es maravillosa".
11- ¿Qué significa para ti la palabra “democracia”?
-¡Vaya preguntita Antonio!…La democracia en mi caso es el Drago que plantaron en mi colegio de pequeño junto a la bandera andaluza y española esperando a que creciera lentamente. Pero aunque se haga bien fuerte y grande siempre necesitará agua, mimos y cuidados y es ahí donde entramos todos nosotros.
12- Supongo que ahora ya dormirás más tranquilo una vez que has dejado la tesorería del club y has apartado de tu mesilla de noche los libros y la calculadora. ¿Aun te persiguen aquellas pesadillas empapadas de números, de ingresos y gastos, de balances y cuentas anuales?
-¡Uff!, bien sabes tú que el trabajo de tesorero es un rollo, es un trabajo muy arduo y poco gratificante además de la responsabilidad que ello conlleva, subvenciones, cuentas anuales, etc. En mi caso se me hacía a veces duro pero todos tenemos que poner de nuestra parte y me tocó a mí esa responsabilidad en el Club. Aprovecho para felicitar a mi sucesora Rosa que lleva las cuentas de maravilla; éste es mi pequeño homenaje para ella.
13- Desde la distancia recorrida, y como actor principal y también como un testigo privilegiado que eres, ¿qué cosas del equipo hicimos que pudieron ser mejorables o que cosas cambiarias si pudiéramos volver a aquellos maravillosos años de la fundación?
-Como en la vida misma una cosa es como te gustaría y otra cosa es como van a ir los derroteros. Somos un club, no es sólo una opinión de alguien, con o sin razón. Todos queremos dar lo mejor para el club aunque a veces existan diferencias. Los socios hemos hecho, hacemos y haremos las cosas lo mejor que podemos. A veces con aciertos y otras con errores, pero siempre he visto que se ha obrado de buena fe. Y el ambiente de este club creo que es inmejorable. También las chicas han influido y tienen mucho que ver para que éste club vaya sobre ruedas. No las voy a nombrar a todas por si se me escapa alguna pero ahí van mis felicitaciones para todas ellas.
14- Dicen que nada tiene la receta mágica para triunfar en el deporte o en cualquier otra faceta de la vida. ¿La has encontrado tú?
-La receta mía es "no triunfar" jejeje. Quiero vivir lo mejor posible desde el respeto, aprendiendo de mis errores e intentando mejorar no sólo en el deporte sino también como persona. Eso sí, si en alguna carrera puedo ganar a Gregorio, a Raúl o Valdemar, no me importaría, ¡eh!...
15- Ocupa nuestro papel y exprésanos esa pregunta que el entrevistador, a pesar de los años de amistad que nos unen, nunca se atrevería a formularte. ¿Te atreves?
-No se me ocurre ninguna pregunta más, mi amigo "tovarich". Creo que la entrevista ya ha sido demasiado larga como para mortificar aún más al que la haya leído entera. Agradecerte otra vez por tu gran trabajo Antonio y que me enseñes tu gran secreto de la filantropía. Quiero decir que me encuentro muy orgulloso de este club y de todos los socios y socias. También que he aprovechado esta entrevista para intentar que la gente conozca algo más sobre nuestro club y que se anime a "trotar" en él. Que aquí les esperaremos con los brazos abiertos…
------------------------------------------------------------------------------------
Destaca en el Trotadunas, entre otras virtudes, la de ser un club agradecido. Y por eso decidimos extender una alfombra roja al son de una de las más bellas composiciones de la ópera “Aida” para recibir a una auténtica leyenda viva del club: a uno de nuestros fundadores. Seguramente tal deferencia parecerá una completa exageración o un agravio comparativo. Nada más lejos de la realidad, es un simple e emotivo reconocimiento a la iniciativa de personas osadas y maravillosas que hicieron posible el “milagro Trotadunas”. Porque fue gracias a ellas que se pudieron instalar los raíles por dónde ahora camina nuestro club, un tren imparable en su viaje hacia el infinito y que, desde su salida de aquella primera estación, no ha parado de recoger pasajeros por el camino. Eso se lo debemos a Fran Bosch y a otros tantos que como él tuvieron la suerte de estar en el momento adecuado y en el lugar oportuno, pero, sobre todo, porque tuvieron la valentía de tomar las decisiones apropiadas. Pensar u opinar distinto no fue óbice para encontrar puntos comunes y eso fue lo que ellos hicieron: aparcaron sus diferencias en beneficio de los demás. Y como nuestro protagonista nunca buscó el lucimiento personal, una vez cumplida su importante labor no le dolieron prendas en pasar a un segundo plano, cediendo gustosamente el testigo para que otros socios se suban a la locomotora; esa que dirige e intenta remolcar nuestro tren por el carril adecuado. Nuestro leal y gentilhombre, un responsable padre de familia que sigue enamorado de su esposa como el primer día, es también amigo con el que siempre se puede contar. Y persona sencilla, como lo son normalmente todos los grandes hombres. Por eso seguramente se encontrará algo abochornado por las alabanzas que le dedicamos, pero nosotros creemos que aún nos hemos quedado cortos y que no hay suficientes adjetivos para describir su gesta y la de otros pioneros. Y, sobre todo, porque alguien capaz de describir la democracia como él lo hace, no solo se merece alfombra roja, hay que enviarlo urgentemente al Congreso. Puede que allí consiga transmitirles a sus trajeados inquilinos una parte de la sencillez que ésa palabra encierra. ¿Quién lo sabe? A los trotadunas no nos ha ido tan mal…
¡Gracias, don Francisco!